sábado, 24 de julio de 2010

En silencio y sonriendo, me tendío la mano. Tenía la cara pálida, su expresión era de sufrimiento. Su sonrisa tenía algo de resignado, doloroso y tierno. Sus claros ojos de paloma parecían más grandes que de ordinario y sus cabellos, más espesos, sin duda por efecto de su demacración y enfermedad

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