domingo, 27 de diciembre de 2009

¿Había en mi juventud algo que no me sirviera para soñar? ¡Acaso hubo algo que yo no bebiese con todo mi corazón, mi alma entera, en esos sueños diurnos, dorados y resplandecientes que casi se parecían a las alucinaciones del opio!

No hay comentarios: