
Hoy todos aspiran a separar su personalidad de las demás personalidades, gozar individualmente de la plenitud de la vida. Sin embargo, los esfuerzos de los hombres, lejos de alcanzar sus fines, conducen a un suicidio total, ya que, en vez de conseguir la plena afirmación de su personalidad, los seres humanos caen en la soledad mas completa. En nuestro siglo, todos los hombres se han fraccionado en unidades. Cada cual se
aísla en su agujero, se aparta de los
demás, se oculta con sus bienes, se aleja de sus semejantes y aleja a sus semejantes. Amasa riquezas él solo, se felicita de su poder y de su opulencia, y el insensato ignora que cuantas más riquezas
reúne, más se hunde en una impotencia fatal.
Porque se ha habituado a contar sólo consigo mismo y se ha desligado de la colectividad; se ha acostumbrado a no creer en la ayuda mutua, ni en su prójimo, ni en la humanidad, y tiembla ante la sola idea de perder su fortuna y los derechos que ésta le otorga.Hoy el espíritu humano empieza a perder de vista en todas partes, cosa
ridícula, que la verdadera garantía del individuo radica no en su esfuerzo personal aislado, si no en su solidaridad.

-¿Usted cree en una futura vida eterna?
-No. No en una vida futura eterna, creo en una vida presente eterna. Hay momentos especiales, se llega a uno de esos momentos, de pronto se para el tiempo y se convierte en eternidad.
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