martes, 21 de octubre de 2008

era solo una mosca en medio de tanta elegancia, una mosca sucia.

1 comentario:

Chechu C. dijo...

Las formaciones de nubes son algo maravilloso. Cuando tengo el tiempo y las condiciones son propicias, tiendo a quedarme hipnotizada mirándolas. Hay determinados horarios (amanecer, atardecer, medianoche en el campo con lluvia) donde los colores del horizonte se ven francamente alterados y, parafraseando a Forrest Gump: “uno no sabe donde termina la tierra y donde comienza el cielo”. A veces esos colores se mezclan de una manera tan exquisita que me parece irreproducible, imposible de pintar, de dibujar, de describir… ni siquiera con una foto, siempre algo de esa majestuosidad se pierde. Dicen que los niños son los que tienen mayor capacidad de asombro ante la naturaleza. Pues bien, espero que esa capacidad de asombro me acompañe todo el resto de mis días (y mis tardes, y mis noches)